Como padres, uno de los temas que más suele preocupar es la comida: que vuestro hijo coma sano, que coma de todo, que coma sin tardar demasiado, y que no se enfade ni coja rabietas en la hora de la comida.
Con el objetivo de ayudaros en el establecimiento de una correcta rutina alimentaria en vuestros hijos, vamos a dar algunos consejos útiles para conseguir que vuestro hijo adquiera el hábito de una forma adecuada, evitando así que el momento de la comida sea un momento de intranquilidad y nerviosismo.
Cuando en una casa alguno de los menores pone resistencia a comer o alarga el momento de la comida como si fuera un juego, se puede observar momentos de tensión, preocupación e incluso angustia por no saber cómo resolver la situación.
Nuestros consejos son:
- Hacer descansar al menor unos minutos antes de comer, si está excitado y fatigado por los juegos o los dibujos animados será difícil que se concentre y que se siente a la mesa para comer. Del mismo modo, debemos tener en cuenta si el menor se acaba de despertar y dejar que pase algún tiempo para sentarlo en la mesa a comer.
- Controlar el tiempo de la comida, no se debe destinar un tiempo excesivo a comer. Según los expertos, el tiempo recomendado para la comida son unos 30-45 minutos. Así evitaremos también no alargar ese momento y que nuestro hijo vea este momento como un juego que puede alargar. Pasado el tiempo, deberemos poner una consecuencia si consideramos que no ha comido lo suficiente o que no ha cumplido con las nomas básicas de vuestra casa durante la hora de la comida.
- Resulta muy importante, acostumbrar a nuestro hijo desde bien pequeños a diferentes sabores y texturas. Generalmente, cuando una persona prueba un alimento lo suele hacer con algo de desconfianza e inseguridad, así que imaginaos lo que supone para un bebé o niño pequeño acostumbrado a tomar pocos alimentos y todos de texturas similares. Por esto, hay que tener paciencia para que se acostumbre a los nuevos alimentos y que le gusten.
- Reforzar los días en los que come solo la comida de ese día y además, reforzar si come siguiendo las normas de vuestra casa. Con los niños, el refuerzo funciona muy bien por ello podéis llegar a pequeños acuerdos con ellos si comen como vosotros consideráis correcto. Por ejemplo, si come el plato de comida y lo hace sentado y tranquilo, pues podrá elegir qué película ver antes de dormir. Es importante que el refuerzo sea casi inmediato pues así, entenderá que su buen comportamiento durante la comida tiene recompensa y por tanto, la repetirá. Eso sí, una vez que veamos que la situación mejora debemos ir retirando poco a poco los refuerzos, de modo que pasaremos a refuerzos intermitentes hasta que desaparezcan.
- Si tu hijo come despacio y se distrae con facilidad, es conveniente que retires todo lo que pueda llamar su atención. Además, no se recomienda que vea la televisión pues en este caso sería más un elemento distractor que reforzador.
- Un buen truco para motivarle es cuidar la presentación de la comida. Sabemos que es algo difícil pues, en nuestro día a día vamos a contrarreloj pero debemos dedicarle un poco a la presentación y conseguiremos motivar a nuestro hijo. Incluso se le puede decir que nos ayude en la presentación.
- Aprovecha el momento de la comida para convertirlo en un momento afectivo, un momento en el que sienta que estas con él, que lo cuidas, que lo quieres. Sabemos que esto es siempre así, pero hay determinados momentos en que los niños demandan más nuestro afecto y comunicación y el momento de comer es uno de ellos.
- Poner poca cantidad en el plato, pues si de inicio el ve una gran cantidad de comida se desmotivará y no querrá comer. Por el contrario, si optamos por ponerle la cantidad que queremos que se coma (siendo realistas) peor en un plato grande, él vera que no es tanto pues verá que hay mucha zona del plato sin alimento. También, hay que evitar ofrecerle varias opciones por si no le gusta, la comida es la que hay y tiene que aceptar que debe tomársela.
- Si a nuestro hijo le cuesta comer, hay que evitar darle comida en entre horas, pues llenaremos su estómago y cuando llegue la hora de la comida no tendrá hambre y sí una excusa para decir: “no tengo hambre porque me comí las patatas hace poco”.
Maleni Sánchez Litrán
Psicopedagoga y Educadora Social. Nº colegiado 1275
Área de Orientación familiar. Centro Matices.