Si oímos la palabra “deporte”, rápidamente se nos vienen a la cabeza multitud de pensamientos pero, ¿qué pasa cuando oímos la palabra “deportividad”?
Reflexionemos sobre la DEPORTIVIDAD, algo que en muchas ocasiones brilla por su ausencia cuando vemos partidos de competición como fútbol, baloncesto, etc. La deportividad es un valor que debe ser enseñado y transmitido desde casa, desde la escuela o desde los medios de comunicación. En definitiva, desde la sociedad al completo. Muchas veces no somos conscientes de lo que transmitimos a nuestros menores cuando a diario juegan, hacen deporte o compiten. Ah, y también disfrutan aunque cuando hay comportamientos antideportivos la diversión comienza a disminuir.
La mayoría de nuestros buenos hábitos se inician en la primera infancia y por ello, es en esta etapa donde debemos trabajarlo para que nuestros menores lo interioricen y lo incluyan en su día a día. El deporte y el juego son esenciales en la vida y más aún en el día a día de nuestros hijos, así debemos animarles a hacerlo pero de una forma sana, tranquila… Enseñarle a ganar sí, pero también a perder. Enseñarle que todo consiste en un juego y que si hay alguna conducta que nos pueda alterar, deberemos controlarnos y jamás mostrar antideportividad (agresividad, violencia, insultos). Enseñarle a respetar siempre al contrario. Y por supuesto, enseñarle a no aceptar cualquier conducta antideportiva e intentar mediar siempre para solventarla.
En Centro Matices, este tema nos inquieta y preocupa, y con el objeto de conseguir instaurar la deportividad en el aula, en casa o en el terreno de juego, consideramos muy importante conocer una serie de principios básicos, principios que deben ser transmitidos a los niños para evitar situaciones que nos entristecen a todos porque en lugar de disfrutar, vemos como en muchas ocasiones riñen entre iguales, como se insultan o como la misma familia desde la grada puede hacer comentarios ofensivos. Estos principios básicos se pueden resumir en los siguientes:
- Respetar las reglas del juego.
- Aceptar las decisiones de los demás, ya sea del entrenador, árbitro o compañero de equipo.
- Aportar sólo críticas constructivas, no hacer comentarios negativos ni ofensivos.
- No hacer trampas ni engañar, y en caso de cometer algún error saber pedir perdón.
- Ser generosos, solidarios, honestos y humildes en la victoria, y también en las derrotas. Igual de importante es saber ganar como saber perder.
- Reconocer las virtudes y el buen hacer de los adversarios, así como de los propios compañeros.
- Respetar a los adversarios, a los compañeros, a los espectadores y a los árbitros.
- No aceptar ni justificar ningún tipo de violencia.
Esperamos que estos consejos sean de gran utilidad, intentemos inculcar valores a los menores y puntos de vista óptimos para la buena convivencia.
Maleni Sánchez Litrán
Psicopedagoga y Educadora Social. Nº colegiado 1275
Área de Orientación familiar. Centro Matices.